El Tunel

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martes, 8 de junio de 2010

CHONTADURO MADURO




Nadie pudo explicarse como nació es palma en el patio del rancho.
Ni el abuelo Juan Pablo Castel, que sabe tantas cosas ni la tía María Iribarne que fue a la escuela dos años.
La verdad que todos esperaban una palma de coco como eran todas las palmas de guapi.
Pero cuando comenzaron a salirle esas espinas por todo el tronco, se asustaron mucho en especial Pedro Paramo que le encantaba la pintura.
- ¿una palma de coco con espinas?
- ¿será un castigo del cielo?
- ¿Quién podrá subir a bajarlos?.
Llamaron al viejo Allende que cura los dolores del ombligo con hiervas secretas haber si daba con el mal de espinas de la palma de coco.
- Si, señores – dijo gravemente, después de un minucioso examen – y en seguida se marcho.
Pensaron entonces escribirla al señor Hunter y a Richard el presiente decidieron escribirle mejor al papá ¡fue cuando recordaron que se les había olvidado escribir!

Y apareció Juan Preciado hijo de la vecina Dolores quien decidió probar los frutos de la palma.
Luego de muchos experimentos descubrió que cocidos con agua y con sal. Son deliciosos.
Cada domingo, el negrito Juan Preciado Saca sus chontaduros cocinados al pueblo que le encantaban especialmente a los niños Damiana y Abundo.
Así fue como se descubrió la palma de chontaduro.
Esto me lo conto la abuela Edubiges quien tampoco sabia nada del asunto.









1 comentario:

  1. Hola:

    Este cuento es una adaptación de una ya existentes, buen intento... pero ustedes también pueden.

    Nota:12/20

    MARITZA SALDARRIAGA

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